lunes, 4 de abril de 2011

Pablo Yotich, con prepotencia de trabajo


Pablo no estudió cine ni producción. No tuvo esa suerte, dice, mientras fuma y los ojos le brillan porque es una persona alegre y por eso, mientras nos cuenta lo difícil que se les hizo llegar a tener "El Abismo. Todavía estamos", se ríe. Dice que terminó como director casi casualmente, que también podría haber sido ,delivery de pizza o mozo y que de los últimos dos probablemente lo hubieran echado.

Sobre el guión
Comenzó casi como una aventura. Querían hacer una obra de teatro y se juntaban en equipo a escribir por las noches. Uno de ellos nunca hablaba, probablemente porque estaba en un época difícil de su vida. Esa noche se sirvió un Fernet y, mientras los demás discutían detalles de la obra, que si era muy larga, que si se hace así o de otra manera, el mudo habló y dijo "hagamos una peli" y el Fernet se volcó sobre el piso. Al resto no le quedó otra que aceptar y allí comenzó un trabajo arduo.

Cuestión de principios
Una vez que tuvieron el guión, había que conseguir la financiación. Y allí fueron a encontrarse con muchas puertas que se les cerraban en la cara. Nos dice que contra lo primero que choca un ópera primista es con la dificultad de entrar por esa vía en el INCAA. Entonces hay que asociarse con una productora y en la primera con la cual hablaron le dijeron que había que pagarle a todos los técnicos en negro. "¿Y yo voy a empezar mi carrera pagando en negro?" nos dice abriendo los ojos. Fue a hablar con las Madres de Plaza de Mayo que los escucharon, ayudaron y dieron su apoyo. Dice que el INCAA tiene sus complicaciones, pero que Mazure está cambiando muchas cosas y finalmente consiguienron la financiación.
Tampoco fué todo felicidad una vez que se consiguieron los fondos, nos cuenta que a veces terminaba a los gritos con Sandra Grossi, su Directora de Fotografía, por cuestiones de tiempos "pero seguramente voy a volver a trabajar con ella, quiero que quede asentado" dice riendo. Y que tampoco les hizo gracia enterarse que iban a pagar $8000.- para filmar en una Iglesia de Martinez y que ese dinero no iba a ser destinado para el comedor, como se había estipulado, sino para comprar un LCD para la sacristía, por lo cual decidieron cambiar de locación.
También cuenta que le parecía importante que cada uno de los involucrados supiera qué estaba haciendo y se tomó el trabajo de hablar con todos y cada uno porque, más allá del fin artístico, esta película tiene un fin social.

Difícil, pero no imposible
Dificultades, tuvieron muchas: que un día les faltaba un auto y entraron en La Cava para conseguir uno, que tres días antes de comenzar con el rodaje todavía les faltaba la protagonista. "Por suerte, cada vez que algún personaje tenía una parte difícil, la actriz o el actor tenían momentos difíciles en su vida. Lo que nos sirvió muchísimo. Pero a la vez tuve que hacer de director, productor, pero también psicólogo".

Cuestión de finales
Finalmente tenían una película... que duraba 2 horas y media. Después de escuchar a sus compañeros de trabajo y a quienes tenían más experiencia, aceptó a regañadientes acortarla sacando varias escenas.

¿Y cómo terminamos esta entrevista? Yo lo haría con una imagen, la del Fernet derramándose por el piso, porque me hace creer que los sueños todavía pueden hacerse realidad.

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